Las herramientas utilizadas en el coaching sistémico son muy diversas como concluyó la Comisión de Herramientas y Técnicas de intervención para el Coaching de Equipos llevada a cabo por ICF España. Esta diversidad facilita que el coach sistémico tenga a su alcance amplitud de herramientas que pueden ser facilitadores del trabajo. Si bien, lo que hace apropiada una técnica es su adecuación para que el equipo se acerque a su objetivo: la técnica es un medio y no en un fin en sí misma.
En este sentido, otra de las conclusiones que se apuntó en dicha Comisión, fue que “su puesta en práctica requiere el acompañamiento del coach y la intervención a través de la indagación y la generación de reflexión”. Si las herramientas no consiguen el objetivo de aprender a través de la aplicación o bien nos hemos equivocado en su elección o en su desarrollo.
El coach sistémico no tiene que saber aplicar todas las técnicas pero sí saber cuál podría ser útil al equipo y buscar la forma de acercarla. Esto exige estar actualizado para conocer la diversidad de herramientas existentes: cuáles son sus bases conceptuales, qué persiguen, ante que situaciones son eficaces, etc. para saber seleccionar qué puede ayudar a un equipo a identificar creencias, a cambiar de observador, a idear su futuro, etc. Cuantas más técnicas se conozcan, con más recursos se dispone para adaptarse a las dinámicas propias del equipo, ya que no hay dos equipos iguales.
Si no es necesario dominar todas las técnicas, sí lo es saber estimular la reflexión del equipo a través de ellas. Así aseguramos que el proceso se oriente a cambios de acción que incluyan cambios de observador. Por este motivo, a mi entender es más importante conocer las dinámicas de los equipos y trabajar para que el propio equipo se haga consciente de ellas que dominar las técnicas. Lo contrario sería convertirse en un “hombre orquesta” que deslumbra, atrae la atención, acumula el protagonismo, en definitiva, sólo entretiene. El coach sistémico no es el “hombre orquesta” sino la persona que acompaña para convertir la intención del equipo en acción.
En esta línea, otro riesgo añadido a la riqueza de herramientas existentes es la de desorientar al grupo queriendo hacerlo todo y confundiendo el rol del coach. En algunas situaciones es importante diferenciar entre el especialista que aplica la herramienta y el coach. No sólo por un tema de conocimiento sobre la técnica sino como una manera de diferenciar papeles. El coach sistémico estimula, no es el experto que da explicaciones. La manera más eficaz de mantener el rol del coach claramente definido es que nosotros trabajemos en todo momento en esta línea. En el desarrollo de un proceso de coaching de equipos, puede ser recomendable incluso preparar una actividad en la que se decida que es más útil que el coach no esté presente. Suelen ser actividades adicionales que no se realizan en el desarrollo de las sesiones.
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