Continuando con algunos de los obstáculos que podrían encontrarse para la aplicación del coaching sistémico debido a variables organizativas de las empresas, ahora nos toca revisar el miedo a compartir. Compartir información, energías, objetivos, conocimiento, emociones, etc. es una premisa básica para el trabajo en equipo; el trabajo conjunto beneficia a todos, aportando lo propio y enriqueciéndonos con lo ajeno. Si bien, compartir no siempre resulta sencillo. El coaching de equipos es una metodología que nos expone ante otros. No ocurre como el coaching individual donde la persona y el coach trabajan en el tú a tú, y donde además el coach no está en lo cotidiano. La participación en el coaching sistémico nos obliga a compartir y puede ser vivida como una forma de hacer avanzar al equipo, pero también como una situación que puede comprometer la propia posición con personas con las que convivo diariamente.
Por este motivo es muy importante contextualizar cualquier intervención de los miembros dentro de la realidad sistémica, hablando del sistema-equipo como si de un miembro más se tratase. La despersonalización en las intervenciones que el coach sistémico realiza es también fundamental para neutralizar cualquier riesgo de sentirse evidenciado como individuo y no como sistema. Uno de los objetivos del coach sistémico es construir un escenario donde las personas puedan poner en común pensamientos, sentimientos, ideas, objetivos, etc. sin sentirse vulnerables en el presente o en el futuro por ello. Las personas compartimos cuando sentimos que lo expuesto es escuchado y respetado y no implica una situación de riesgo personal.
Desde otra perspectiva, compartir también implica diluirse en el equipo, dejando parte de nuestro ego para construir un equipo con su propio ego. En el fondo muchos de nosotros deseamos sentirnos diferentes y únicos. El miedo a perder parte de nuestra propia esencia también puede ser un obstáculo para compartir ya que a veces la entidad equipo implica hacer renuncias particulares a favor del equipo. “Los seres humanos queremos afirmar nuestra identidad. Por naturaleza somos seres sociales, pero la cultura ha ido enfatizando cada vez más la individualidad” sostiene José Antonio Marina. Si partimos de la idea de que cada uno de nosotros somos nosotros y nuestras relaciones, disociarse del mundo que nos rodea es obviar que la realidad es sistémica.
Podemos concluir afirmando que si los miembros del equipo tienen firmes resistencias a compartir con el resto, esto supone un obstáculo que limita las posibilidades de aplicar esta metodología. También es cierto que ésta puede ser una oportunidad para empezar a trabajar con el equipo: ¿qué queremos como equipo?, ¿qué nos limita?, ¿qué nos impulsa? El coaching sistémico no sirve únicamente para resolver problemas, sino también para modificar las creencias que los originan.
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