En el mundo del trabajo todavía existe la figura del “jefe” como quien controla, ordena y supervisa. Sin embargo, las formas de trabajar cambiaron, las expectativas de los equipos también y el rol del liderazgo requiere un desarrollo mucho más profundo. Ser líder no es ocupar un cargo: es una forma de estar, conversar y relacionarse con otros.
Transformar la gestión no se trata solo de aprender nuevas herramientas, sino de revisar cómo observamos la realidad, cómo escuchamos y cómo nos vinculamos.
1. La diferencia entre dirigir y liderar
Dirigir se basa en dar indicaciones. Liderar implica influir desde la coherencia: lo que digo y lo que hago están alineados.
Un jefe suele centrarse en los resultados inmediatos. Un líder trabaja para desarrollar capacidades en su equipo, porque entiende que los resultados son consecuencia de ese proceso.
2. La escucha como capacidad central
La escucha es más que oír. Implica interpretar lo que el otro expresa desde su mirada del mundo. Un líder que desarrolla esta habilidad:
- Comprende el contexto emocional del equipo.
- Evita reaccionar de manera automática.
- Responde con mayor claridad y presencia.
La calidad de una conversación define la calidad de un vínculo profesional.
3. Presencia para conducir en momentos de tensión
Los equipos no necesitan perfección, necesitan presencia. Estar disponible, atento, registrando lo que pasa, permite sostener conversaciones difíciles sin caer en la reacción automática.
La presencia se entrena pausando, respirando y dando lugar a la reflexión antes de intervenir.
4. Liderar desde la coherencia emocional
Nuestras emociones condicionan nuestras acciones. Un líder que reconoce su estado emocional puede:
- Gestionar mejor los conflictos.
- Tomar decisiones más claras.
- Sostener conversaciones productivas en lugar de reactivas.
No se trata de “controlar” la emoción, sino de comprenderla y utilizarla con responsabilidad.
5. El liderazgo también es un camino personal
No se lidera solo con conocimientos. Se lidera con lenguaje, cuerpo y emoción integrados.
Desarrollar liderazgo implica un proceso continuo de aprendizaje, autoconciencia y práctica conversacional.
En síntesis
Pasar de jefe a líder no ocurre de un día para otro. Es un proceso que comienza por observarnos a nosotros mismos, cuestionar nuestras formas habituales de responder y abrir la posibilidad de liderar desde la escucha, la conciencia y la presencia.
Cuando cambiamos nuestra manera de conversar, cambia la manera en que los equipos se relacionan, trabajan y crecen.
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